Ubicada al Oeste de Gran Canaria, la experiencia de acercarse a La Aldea de San Nicolás a través de alguno de sus tres accesos invita a sumergirse en un espacio mágico: desde el norte se sobrevuelan espectaculares acantilados y bellos balcones naturales, desde la cumbre se disfruta un vertiginoso descenso flanqueado por angostas gargantas y desde el sur se descubren los secretos de su naturaleza indómita. Por lo que no es un lugar ideal como punto de partida para recorrer la isla, pero sí que lo es para el descanso, la contemplación y el conocimiento de nuestra cultura.

El municipio aldeano es un remanso de tranquilidad donde descubrir unos paisajes de ensueño a través de sus caminos y rincones. La noche abre sus puertas a un cielo único y el día invita a descubrir las costumbres y tradiciones de una gente acogedora y amable.

La Aldea de San Nicolás está situada al oeste de la isla de Gran Canaria y es el tercer municipio en extensión, con 139 kilómetros cuadrados. Se conforma desde la costa al interior y su altitud máxima, localizada en la Montaña de Los Hornos (Inagua), es 1.440 metros sobre el nivel del mar.
Sin lugar a dudas, el tesoro más valioso de La Aldea de San Nicolás es el paisaje natural que lo envuelve y la rica biodiversidad que lo integra, entre la que se encuentran todos los vecinos y visitantes. En torno a este patrimonio gira irremediablemente la historia de todas las personas que han hecho vida aquí, presumiblemente, desde hace más de 1500 años y que han creado una cultura espectacular.